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Conclusiones de la Huelga General Estudiantil del 24M. Un escalón más hacia un nuevo ciclo de protestas

Las implicaciones de la Huelga General Estudiantil del pasado 24 de marzo son claras: la respuesta estudiantil a la crisis y a la reforma integral del sistema educativo va un paso más allá y se rearticulan formas de organización y lucha que empujan y comienzan a dar vida a un nuevo ciclo de protestas.

Tras el periodo de desmovilización general abierto con la moción de censura del 2018 (fruto de una confianza institucional a la que nosotros y nosotras nos opusimos alegando muchos elementos que después se han demostrado trágicamente como ciertos) reforzado por la pandemia y la semipresencialidad en los centros de estudio, los estudiantes cerrábamos el curso pasado con una consigna clara: el movimiento estudiantil está despertando de nuevo.

Esto tuvo su continuación el 18 de noviembre, donde hacíamos converger la oposición estudiantil a la LOSU y la LCU. Más tarde abríamos el segundo cuatrimestre generando espacios de participación en los centros para decidir sobre el devenir y la potenciación de la lucha estudiantil, implicando a cada vez más estudiantes en el nuevo ciclo de movilizaciones. Nacía así esta convocatoria de huelga que, entre intentos de las direcciones de institutos y facultades de limitar la protesta (chantajes y pruebas de evaluación, negación del derecho a huelga, amenazas con la LCU en las manos…), ha vaciado cientos de centros y tenido reflejo en manifestaciones en casi una treintena de ciudades.

Salíamos a las calles denunciando la reforma integral en la que se inserta la recién aprobada ley de FP, la LOSU, LCU y LOMLOE, reforma que adapta la educación a las necesidades actuales de las empresas y el tejido productivo, precarizando y tecnificando nuestro aprendizaje y promoviendo la privatización y control instrumental de las empresas. Denunciábamos también cómo esto se vincula con la carestía de la vida, acrecentada ahora con las políticas belicistas e imperialistas del Gobierno. Y salíamos también con reivindicaciones sobre la democratización de la universidad o la laboralización de las prácticas.

Al calor del 24M no sólo es clara la confrontación de crecientes sectores del estudiantado con la reforma, también lo es la rearticulación progresiva de un movimiento estudiantil que ha aprendido de los periodos anteriores de lucha. Un movimiento estudiantil militante, unificado, que lucha de manera independiente, confiando en sus propias fuerzas organizadas, cada día, cada hora, en los institutos, facultades y universidades. Somos conscientes de que aún es necesario mucho trabajo para configurar un movimiento estudiantil realmente amplio que resuene y tenga expresión organizada en la mayoría de centros de estudio del país. Sin embargo, en el contexto actual, creemos que la huelga del 24M es un paso importantísimo en la consecución de este objetivo, un paso que no debería ser ignorado por los Ministerios de Universidades y de Educación.

La reforma educativa se ha estado llevando a cabo a espaldas del conjunto de la comunidad educativa. La activación de la movilización estudiantil y la certeza de no dar ni un paso atrás, van de la mano, por tanto, de la exigencia de interlocución directa con el Gobierno y con los Ministerios. El Frente de Estudiantes demanda, en consecuencia, una reunión para poner sobre la mesa las reivindicaciones que el pasado 24 de marzo enarbolaron los estudiantes.

Mientras tanto, nosotros y nosotras seguiremos fortaleciendo el movimiento estudiantil con una política propia desde cada centro de estudios, organizando charlas que expliquen el carácter de estas leyes, amplificando la organización y participación y fortaleciendo la unidad combativa de toda la comunidad educativa. Esto no ha hecho más que empezar, desde el Frente de Estudiantes seguiremos con nuestra hoja de ruta para recomponer la organización de los hijos e hijas de la clase obrera, para dar la batalla contra la reforma integral y para avanzar hacia la conquista de una educación al servicio del pueblo trabajador. Por ello llamamos también al estudiantado a dar un paso adelante y organizarse junto a nosotros y nosotras.

No hay tiempo que perder. ¡Es el momento de responder!

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