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Ante el despido de 1117 profesores por parte del gobierno de la Comunidad de Madrid

El inicio del curso académico traía consigo, para el estudiantado madrileño, la misma incertidumbre y las mismas problemáticas que veníamos sufriendo desde el estallido de la pandemia y la suspensión de la actividad educativa presencial. En este sentido, eran y son claras las reivindicaciones y denuncias del conjunto de la comunidad educativa que cristalizaron, de entrada, en varias movilizaciones a lo largo del mes de septiembre.

Las abstractas medidas de prevención planteadas desde el gobierno de la Comunidad de Madrid se reducían a habilitar aulas prefabricadas, mejorar la limpieza de los espacios y contratar más docentes. Su inserción en la realidad de los centros educativos es otra: los estudiantes de los colegios e institutos públicos ya conocían de cerca las implicaciones de la masificación en las aulas y las clases en barracones; pocas garantías sanitarias y educativas en centros con según qué ratios y etapas con docencia semipresencial en un contexto de falta de recursos, desmantelamiento de la pública y brecha digital; suspensión del contrato a miles de profesores en el mes de diciembre.

Esta última cuestión, de rabiosa actualidad, ha cobrado gran relevancia a lo largo de las últimas semanas, no sólo en el plano mediático, sino en la propia realidad de los centros madrileños a través de numerosas movilizaciones locales y regionales: el gobierno autonómico despedía el 22 de diciembre a 1.117 profesores refuerzos covid de la escuela pública, lo que no permitirá determinados desdobles -exponiendo más al contagio a estudiantes y docentes- ni la impartición de ciertas asignaturas en los centros públicos (algo que de hecho ya estaba a la orden del día, poniendo de manifiesto que la necesidad de más profesorado no responde a algo ocasional). Mientras, la CAM se sigue erigiendo como buque insignia de la educación concertada-privada, que no sólo tiene la posibilidad de optar a ese profesorado, sino que se envuelve en toda una serie de privilegios que de forma específica apuntalan la desigualdad y la segregación educativa.

Los estudiantes madrileños no renunciamos a nuestro derecho a estudiar ni a la calidad de nuestra educación, ¡exigimos profesores todo el año y en mejores condiciones! ¡Llamamos a la organización y lucha del estudiantado en defensa de nuestros derechos!

Dirección Autonómica de Madrid

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