«¡No nos moverán!» Contra la expulsión de los grados de Historia del Arte e Historia en la UGR.
El pasado martes 17, un grito recorría los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras de Granada: «¡No nos moverán!», clamaba todo el estudiantado de los grados de Historia e Historia del Arte al unísono. Se habían reunido en asamblea después de enterarse, gracias al boca a boca de sus compañeros y compañeras, de que Ana Gallego, la Decana de la Facultad, pretendía «deshauciarles» de sus clases y su campus, moviéndoles al edificio V Centenario. Una propuesta del Rectorado de la Universidad de Granada para «temporalmente» poner solución a la falta de espacio del centro.
Esta noticia llegaba de completa sorpresa para el estudiantado, sin anunciarse ni consultarse debidamente: se iba a trasladar «temporalmente» el grado de Historia del Arte y después el de Historia, por problemas de falta de espacio. Cabe decir que la Universidad de Granada arrastra crónicamente problemas de espacio y masificación en una multitud de grados: falta de profesorado y grupos en optativas de Sociología y CCPP, malas instalaciones en Restauración y Bellas Artes, estudiantes de Odontología que deben recorrer media ciudad para sus prácticas, estudiantes de informática que llevan pidiendo ampliación de la Escuela décadas… Y sin abandonar la propia Facultdad de Filosofía y Letras, el traslado del grado del mismo nombre a la Facultad de Psicología también bajo la misma «problemática» de falta de espacio. Una situación que se ha cronificado y que ahora amenaza con echar al estudiantado de nuevo. Mientras tanto la UGR amplía su oferta de dobles grados y abre nuevos grupos en grados. Lógicamente la confianza en Decanato y Rectorado se ha agotado por completo. Ante esta situación una de nuestras principales reivindicaciones es que todo estudiante está en su pleno derecho de estudiar la titulación que quiera, y en este caso, eso pasa inevitablemente por un aumento de los espacios universitarios.
Es en esta situación que volvemos a la asamblea del pasado martes 17, donde se habló del gran interés de la Universidad por participar en proyectos millonarios como un acelerador de partículas, la compra de terrenos como la Azucarera y distintos proyectos de innovación universitaria y búsqueda de prestigio. Además de la participación de capital privado en la gestión de los mismos.
La tónica general de mercantilización de nuestra educación y de búsqueda de prestigio a costa de nuestra salud y nuestra calidad de vida y estudio continúa con la intención y proyección de construir nuevas residencias, medida que no podemos entender fuera del enorme alza del alquiler, especialmente sangrante en Granada, que acoge mayormente estudiantes de otras provincias o comunidades autónomas. Mientras tanto, continuamos estudiando en espacios mal adaptados, relegados a edificios como el V Centenario que ni siquiera cuenta con biblioteca, enchufes o espacios para comer.
Viendo la convicción de la asamblea y el impacto que estaba teniendo el conflicto, el pasado miércoles Decanato cedió a la conformación de una comisión de negociación. No obstante, ya en la primera reunión del martes 24, se produjo un fuerte enfrentamiento entre decanato, por una parte, y profesores y estudiantes, por otra. Queda claro que en sus cálculos y sus «soluciones» no cabe nuestra educación de calidad. Valga como ejemplo la actitud de la propia Decana, señalando que había que perseguir la «competitividad», como en otras universidades: se vuelve a dejar atrás una educación de calidad en pos de la competencia y el prestigio. La respuesta no se ha hecho esperar y ya ayer el estudiantado «ocupó» simbólicamente el hall y el decanato de la Facultad reivindicando de nuevo y con fuerza, soluciones inmediatas.
Las conclusiones que alcanzamos son muy claras: exigimos a la Decana que abandone la equidistancia y se posicione claramente con el estudiantado que dice representar. Exigimos a la Rectora, Pilar Aranda, y a la UGR, que pongan soluciones sobre la mesa garantizando la estabilidad del estudiantado de Historia e Historia del Arte en el campus de Cartuja, que pongan fin a la masificación en las aulas de los grados y que busquen o proporcionen la financiación necesaria. La actividad y la protesta no se van a detener hasta que tengamos sobre la mesa una solución asegurada y efectiva.
Finalmente, ante el atasco de las negociaciones, la falta de iniciativa y voluntad de las instituciones y la urgencia de la situación, se ha convocado un encierro en la propia facultad la semana del 6 de junio. Una ocupación del espacio que nos pertenece como estudiantes, como parte legítima de la comunidad educativa. Son lugares en los que desarrollamos nuestras vidas y de los que nos quieren echar.
Seguramente este problema de espacio y de falta de compromiso de la Universidad nos sea muy familiar. pues se repite en muchos centros de estudio. Ha llegado ya el momento de responder, el momento de exigir la educación que merecemos, y que soñamos, el momento de luchar.