La presencia directa de la empresa en la educación.

Cuando hablamos de la educación del empresario nos referimos al carácter general de la educación en el capitalismo, que no responde a los intereses de la mayoría trabajadora, sino a la lógica del beneficio privado. La educación del empresario es la educación que reproduce la desigualdad estructural, la educación que nos forma en función de las necesidades privadas en un sentido general; es decir, de lo que aquellos que nos explotan necesitan en uno u otro momento.

Por eso no es de extrañar que en determinados momentos de crisis, la presencia instrumental y directa de las empresas privadas en la educación, aumente; y que la educación se presente como un nicho de negocio para el capital privado.

Modernización y privatización educativa

Estamos, entonces, hablando de naturalización y cronificación de la precariedad juvenil como nuevo paradigma de las relaciones laborales. Si quieres conocer nuestra postura al respecto, haz click aquí.

Que los estudiantes mejoremos nuestras competencias digitales no es malo per se. Sin embargo, en la práctica, esto se concreta, de un lado, y en la medida en que la infraestructura para estas competencias viene dada por convenios con grandes multinacionales tecnológicas, en ganancias indirectas y mayor intrusión de las éstas en la educación pública. De otro lado, el desarrollo tecnológico, lejos de servir al bienestar y desarrollo del conjunto de la sociedad, va de la mano a una agudización de la hiperespecialización educativa funcional a las necesidades de mano de obra privada.

Dos multinacionales se reparten los datos e información de los estudiantes de toda España, habiendo firmado convenios exclusivos con las CCAA para el uso de sus productos, engrosando más aún sus ganancias y haciendo directamente dependiente de ellos al sistema educativo público.

En los últimos años ha disminuido notablemente el número de usuarios de ordenadores menores de edad. Durante la pandemia ello supuso una agudización significativa de la desigualdad y la segregación de clase, visible en esta ocasión a través de la brecha digital.

La educación como negocio.

Todas las universidades públicas colaboran de una manera u otra con el Banco Santander. Nuestros datos quedan a su disposición por medio de las TUI (Tarjeta Universitaria Inteligente) y su presencia directa en nuestra formación queda garantizada a través de sus programas de becas para los estudios de doctorado, la existencia de títulos propios o cátedras destinadas a la formación de mano de obra específica o los contratos con la universidad.

Casi 1 de cada 2 universidades en España son de gestión privada. Las empresas privadas encuentran en la educación un nicho de negocio. Ha de quedar claro que el establecimiento de estándares de calidad para estas universidades no significa sino que entre el interés del capitalismo en general y el interés más inmediato de un empresario o un grupo de empresarios en particular pueden existir diferencias. Que las universidades privadas se dediquen a expedir títulos sin exigir competencias a sus estudiantes no ayuda al capitalismo en la formación de la mano de obra que necesita.

La educación concertada es educación privada financiada con dinero público. La financiación pública a la concertada ha venido significando un deterioro progresivo de los centros públicos. A día de hoy se dedica casi tres veces más dinero a centros concertados que a becas públicas.

Cada año se invierte más y más presupuesto en financiar la educación privada, a la vez que los estudiantes hijos del pueblo trabajador estudiamos en cada vez peores condiciones: pasamos frío en invierno porque no hay calefacción, calor en verano, nos faltan profesores y estudiamos en barracones.

Incluso considerando que dentro de la "enseñanza privada" no sólo hablamos de los centros privados para los hijos de las clases altas, sino que se incluyen todos aquellos centros privado-concertados que cada vez proliferan más en los barrios populares o zonas residenciales de la clase media aspiracional, de media, la ratio (número de estudiantes por aula) es más de 3 puntos más elevada en los centros públicos.

Las diferencias público/privada también persisten en el ámbito digital. En un aspecto tan importante como la preparación digital de los centros en nuestros días se puede observar la situación de deterioro de la educación pública.