La salud mental: los costes invisibles de la EVAU
Hace un año, me enfrentaba a las pruebas de la EVAU, a las mismas que hoy miles de
estudiantes afrontan.
Para mí, fue una semana un tanto rara, las noches de no dormir, la ansiedad de por las
mañanas, la falta de apetito. Y todo esto ¿Para qué?
Amigos míos, o conocidos se quedaron en el camino y no solo por la nota sino por las tasas
para poder realizar la EVAU, mientras otra pequeña parte del estudiantado no le importaba,
porque no tenían ningún problema para pagar la universidad privada.
Segundo de bachillerato tampoco fue nada fácil, sometidos a la rutina de levantarse, ir al
instituto, comer rápido sin pasar por casa e ir a trabajar, llegar a casa, dormir y repetir el
ciclo, evidentemente esto influyó tanto en mis notas, como en mi salud mental y mis
relaciones familiares.
Pude sacar todo adelante gracias a mis amigos, compañeros y los profesores que tuve y me
di cuenta de lo importante que es la solidaridad entre nosotros.
Todo ello me hace darme cuenta de lo que verdaderamente es la EVAU, una cuestión de
clase. Las notas de corte que intentábamos superar no eran sino una muestra de la falta de
plazas y financiación en la universidad, el estrés y la ansiedad eran una respuesta a un
examen que buscaba expulsar a parte de nosotros del derecho de estudiar lo que
quisiéramos, que aquella rutina que tenía en segundo de bachillerato era una preparación a
lo que nos esperaba en el futuro, una rutina que arrasa con todas las posibilidades de
desarrollo personal y que por tanto en lo único que podemos confiar es en nuestros
compañeros, nuestros amigos y nuestros profesores.