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Las Brigadas de ayer y el internacionalismo de hoy

Un 28 de octubre de hace 86 años, en Barcelona desfilaban los últimos brigadistas internacionales que quedaban en España, tras años combatiendo contra el fascismo. En medio de uno de los sucesos más traumáticos que ha vivido el pueblo español también se pudieron ver actos de heroísmo e internacionalismo por parte de nuestra clase. Un ejemplo de este internacionalismo lo podemos ver reflejado en los más de 50.000 brigadistas que acudieron de todas las partes del mundo para luchar en contra de la reacción y el fascismo en nuestro país.

Entre estos miles de valientes hombres y mujeres podemos encontrar el ejemplo de diferentes estudiantes, que llevaron este internacionalismo hasta las últimas consecuencias, llegando a poner el cuerpo e incluso la vida para la causa del pueblo trabajador español. Algunos de ellos ya estaban físicamente en nuestro país, como es el caso de diferentes estudiantes de Latinoamérica que se alojaban en las residencias universitarias, que son ahora tan inaccesibles para el estudiantado debido a sus elevados precios. Estos estudiantes, lejos de volver a sus países ante el peligro, en un alarde de valentía internacionalista, decidieron quedarse e integrarse en las milicias populares para defender la libertad de nuestro pueblo. Si algo debemos señalar, es que la conformación de estas brigadas se propició gracias al contexto de auge de organización del movimiento obrero internacionalista, que supo coordinar la llegada de ayuda tanto material como personal.

Un ejemplo muy esclarecedor son también los diferentes estudiantes que, desde sus países, llegaron a recorrer miles de kilómetros para unirse a las filas de las Brigadas Internacionales. Este es el caso de diferentes estudiantes yugoslavos de los cuales conocemos sus nombres. Milašinčić, Kovačević, Čolić y Krsmanović etc. eran algunos de ellos.

Estos estudiantes, junto a los trabajadores que también integraron las diferentes brigadas jugaron un papel decisivo en varios momentos de la guerra y es que tenían fama de ser unos luchadores incansables, movidos por uno de los mayores sentimientos que ha movido nuestra clase. Ayudaron en la defensa de Madrid, destacando su importante papel en la defensa de Ciudad Universitaria, así como los combates en Córdoba, Teruel o la batalla del Jarama. Su marcha, que se vio forzada por un complicado contexto internacional, no fue el punto y final a su lucha. Muchos se enfrentaron a duras consecuencias por haber ayudado al pueblo español mientras que otros continuaron con la lucha contra el fascismo integrándose en las milicias partisanas que lucharon contra los nazis en Europa.

En un contexto de agudización de los conflictos interimperialistas, distintos en forma pero idénticos en esencia, nuestra labor como estudiantes de clase trabajadora es reivindicar el papel de las Brigadas Internacionales en su heroico ejercicio de internacionalismo de clase del que nos consideramos herederos y portadores. En particular, desde nuestras coordenadas, a aquellos estudiantes que dejaron su vida en la lucha contra la reacción y el fascismo, que no son sino productos del sistema capitalista y sus contradicciones históricas.

El internacionalismo de clase que llevó a miles de jóvenes, estudiantes y trabajadores de todo el mundo a luchar contra el fascismo en España sigue y debe seguir vigente, y constituye el marco ideológico que debe regir el nuevo movimiento estudiantil. Es en ese marco en el que precisamente no dudamos en mostrar solidaridad con el estudiantado italiano, cuando se movilizó contra la muerte de estudiantes en prácticas hace dos años, o con el estudiantado griego, en el pasado mes de febrero, en un ejercicio de movilización histórica contra el plan privatizador en materia universitaria del gobierno heleno. Y, cómo no, es el internacionalismo de clase el que nos lleva, necesariamente, a movilizarnos y posicionarnos incesantemente contra el imperialismo capitalista, sus brazos armados y sus guerras.

No podemos finalizar este artículo sin recordar que el mejor homenaje que podemos realizar hoy a las Brigadas Internacionales y su internacionalismo de clase es seguir extendiendo y profundizando nuestra solidaridad con el pueblo palestino. El ejemplo de los brigadistas y su certeza ideológica debe llevarnos a hacer de cada centro de estudios un espacio de lucha contra el Estado colonial de Israel y sus conexiones empresariales y militares en nuestro sistema educativo. Una trinchera de denuncia del sistema imperialista que legitima e impulsa el genocidio contra el pueblo palestino.

Decía Gorki que “somos todos hijos de una sola madre, de un mismo pensamiento invencible: el de la fraternidad de los trabajadores de todos los países”. A España llegaron miles de brigadistas movidos por esta fraternidad. La nueva sociedad al servicio de la mayoría se conquistará indudablemente por ese mismo pensamiento.

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