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Sobre la reunión de Estudiantes en Movimiento y Frente de Estudiantes con el Ministerio de Universidades

El pasado 18 de noviembre, Estudiantes en Movimiento y Frente de Estudiantes, junto con CREUP, impulsamos una jornada de lucha en todo el país que sirvió para visibilizar la respuesta firme del movimiento estudiantil a las políticas antipopulares del Ministerio de Universidades y, concretamente, a la Ley de Convivencia Universitaria (LCU) y a la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU).

Esta fecha demostró al Gobierno la creciente organización estudiantil que se está tejiendo al calor de sus esfuerzos por culminar el proceso privatización y mercantilización de la Universidad, de expulsión y segregación de las clases populares y, en general, el impulso de una reforma educativa que persigue convertir la escuela en un cortijo empresarial para el moldeaje de la fuerza de trabajo.

Tras esta demostración de fuerza, el miércoles, 24 de noviembre, las dos organizaciones fuimos convocadas a una reunión conjunta por parte del Ministerio de Universidades. Esto es la primera vez que sucede en lo que llevamos de legislatura, lo que no deja de sorprender cuando se atiende a las declaraciones de un Ministro que presume de estar conectado con las estudiantes. Nos aseguraban que querían escuchar nuestro análisis de la Ley y las propuestas que teníamos al respecto.

Sin embargo, ambas organizaciones concluimos que el objetivo real de la reunión no era el de incorporar las demandas estudiantiles a la Ley, sino el de respondernos a todas nuestras propuestas con las mismas argumentaciones que habían sostenido hasta ahora para defender un proyecto pensado para el beneficio empresarial. Así, denunciamos la finalidad performativa de la reunión y nos desmarcamos de cualquier posible instrumentalización de nuestras organizaciones en ese sentido. Por el contrario, mantenemos que el movimiento estudiantil no ha formado parte de la elaboración de la Ley en ningún momento y que el contenido de esta es el mejor reflejo.

La posición de ambas organizaciones fue clara: rechazamos frontalmente la LOSU. Tanto por ser un proyecto de ley que no es resultado de un debate amplio y democrático entre la mayoría de la comunidad educativa, como por considerar que es, en términos generales, resultado y concreción de toda una serie de tendencias sistémicas que profundizan en la privatización, la tecnificación educativa, y la precarización de la mano de obra estudiante. La LOSU es, por tanto, contraria a los intereses de una mayoría del estudiantado, continúa la senda del proceso de Bolonia y forma parte de una reforma educativa integral que no puede, además, comprenderse al margen del contexto de crisis. Y así se lo trasladamos el pasado miércoles al Ministerio de Universidades.

Expusimos y propusimos nuestro frontal rechazo a la Mención Dual, que naturaliza el acceso precario del estudiantado al mercado de trabajo a la vez que no acaba con el fraude generalizado en las prácticas no laborales. Exigimos, ante esto, la remuneración de todas las prácticas según convenio colectivo. Expusimos también nuestras propuestas al respecto del gobierno de las universidades, cuyo punto de partida es la eliminación del Consejo Social como principal espacio de dirección efectiva de las empresas en éstas. Investigación y producción científico-técnica al servicio de la sociedad en su conjunto, eliminación de patrocinios y mecenazgos, aumento de la financiación pública, becas, y gratuidad plena de la universidad, criterios de calidad fundados en la participación real de la comunidad educativa en lugar de en las exigencias del Espacio Europeo de Educación Superior… fueron algunas de las cuestiones planteadas por las dos organizaciones estudiantiles.

De entre todas ellas, el Ministerio, en el marco de una réplica que saltaba del argumento de la imposibilidad de reforma basada en criterios jurídico-técnicos a la imposibilidad basada en los equilibrios parlamentarios —una réplica que, por lo demás, no buscaba más que justificar su proyecto— únicamente se comprometió “a estudiar” la viabilidad de la gratuidad de algunos servicios universitarios. Es decir, que, como decíamos, no hubo voluntad de escuchar las demandas del estudiantado sino de legitimar un proyecto de ley que nos resta en derechos.

Celebramos que, al calor de las movilizaciones estudiantiles de la pasada semana contra la LOSU y la LCU, hayamos logrado acceder a un espacio de interlocución directa con los responsables directos de la Reforma Universitaria. Un espacio del que durante los últimos meses, y deliberadamente, el Ministerio nos ha querido excluir. Pero las conclusiones del encuentro son claras: el estudiantado organizado no va a retroceder ni un solo paso ante un proyecto de ley que, en sus elementos fundamentales, continúa el camino de la LOU y el plan Bolonia; ante un proyecto de ley que actualiza el modelo universitario a las actuales necesidades privadas y, por ende, vuelve a dejar en la estacada los intereses de los hijos e hijas del pueblo trabajador.

El Frente de Estudiantes y Estudiantes en Movimiento nos comprometemos a continuar durante los próximos meses debatiendo, explicando y generando espacios de participación real en institutos y facultades en los que sea el propio estudiantado quien decida el devenir de la lucha del movimiento estudiantil contra la reforma educativa antipopular.

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