Sobre la EBAU en Castilla y León
En marzo de 2018 estallaba la polémica por la EBAU en Castilla y León. Hace ya un año de ello. Entonces, el estudiantado de bachillerato convocó una manifestación en Valladolid. Su principal reivindicación era que se igualaran los estándares de evaluación en todas las comunidades autónomas y la construcción de una “EBAU única” para todo el Estado.
Nosotros estuvimos allí, entendiendo que el Frente de Estudiantes debe estar en cada centro de estudios y, por supuesto, en cada espacio de lucha del estudiantado. Sin embargo, no rebajamos ni un ápice nuestro discurso y afirmamos tajantemente, como ya veníamos haciendo, que el problema no eran los estándares, que el problema no era la desigualdad territorial, que el problema era y sigue siendo la EBAU y el sistema educativo.
Entonces, hace ya un año, los diferentes partidos del espectro político parlamentario no dudaron en posicionarse ante el descontento. Las declaraciones de Unidos Podemos, Ciudadanos, PSOE y PP demostraban su claro interés en monopolizar un debate en los términos que a ellos les interesaban. Frente a nuestro discurso, que hablaba de eliminar la EBAU de raíz, en Castilla y León y en cualquier otro sitio; ellos consiguieron colarnos su eslogan: “por una EBAU justa”, decían, “por una EBAU única para todo el país”. Pero los estudiantes de familias trabajadoras tenemos un interés común, precisamente, por ser hijos e hijas de trabajadores y, por ello, no cedimos ni un centímetro de nuestra independencia. No toleramos entonces y no toleramos hoy que nos quieran enfrentar a los compañeros de otras comunidades. Aunque hubiera quien no lo entendiera, quien nos tachara de sectarios, quien nos difamara, quien dijera que el Frente de Estudiantes no escuchaba a los alumnos, lo que se demostró fue, precisamente, que nosotros, los estudiantes organizados, supimos defender los intereses de los hijos e hijas de la clase trabajadora no solo de Castilla y León sino de todo el Estado.
Es cierto que la EBAU es una prueba desigual desde un punto de vista territorial, que no se evalúan los mismos contenidos y competencias en todas las comunidades autónomas. Ahora bien, incidir en la desigualdad territorial no tenía más objetivo que enfrentar a los estudiantes por razón de su comunidad autónoma de origen cuando, en realidad, nuestros intereses son claramente compartidos.
La maniobra política sirvió para desviar la atención de los dos principales problemas de la EBAU, es decir, que es una prueba excluyente y antipedagógica, y que para solucionarlo la única opción es eliminar la EBAU.