Sobre la huelga por el clima del 27S
El próximo viernes 27 de septiembre tendrá lugar una movilización estudiantil contra el cambio climático. ¿Eres estudiante y quieres saber más acerca de esta convocatoria? ¿Hay también convocatoria de huelga? ¿Cuál es la postura del Frente de Estudiantes? De nuevo y como es costumbre, el Sindicato de Estudiantes ha pasado por encima a los organizadores de la jornada, en una demostración más de su autojustificador oportunismo (se enlaza artículo explicando sus prácticas en ocasiones anteriores por si el lector quisiera conocer mejor la cuestión) y con ello, de nuevo, muchos estudiantes se habrán hecho eco de esta convocatoria sin saber de dónde viene y cuál es su naturaleza. Sin dedicar una línea más a un proyecto que se ha acabado agotando a sí mismo, recomendamos a todos los estudiantes seguir leyendo para dotarse de información para afrontar la jornada. Desde el Frente de Estudiantes haremos un esfuerzo de, entre tanta confusión, analizar el problema y la jornada con la mayor claridad posible.
El cambio climático se trata de una realidad que ha de preocuparnos mucho más allá de lo inmediato. Precisamente por ello, hemos de plantearnos en qué claves entendemos como sindicato estudiantil el problema y, muy especialmente, cómo enfocamos las movilizaciones planteadas a nivel europeo y su materialización concreta en España. A nadie resultan extraños ya los titulares y repetitivos mensajes que responsabilizan a las familias trabajadoras del grave problema que afrontamos respecto a la destrucción de los recursos naturales, que apelan a gestos individuales como solución a problemas cuya responsabilidad primera recae sobre las grandes corporaciones y el ámbito privado, que en su carrera por aumentar beneficios no escatiman en recursos y se llevan por delante también el planeta. Como sindicato estudiantil que lucha por la defensa de los derechos de una mayoría de estudiantes, vemos diariamente cómo ese interés privado se contrapone -desde las cosas más cotidianas hasta las grandes batallas en el marco educativo- a los intereses del pueblo trabajador. Vemos cómo las empresas privadas acceden cada vez más fácilmente al sistema educativo, convirtiendo éste en un negocio, recortando las condiciones de trabajadores docentes y no docentes, empeorando la calidad de nuestra educación; mientras que son cada vez más las barreras económicas que afrontamos los hijos e hijas de familias trabajadoras a quienes se nos niega el derecho a estudiar. Sabemos, por tanto, muy de cerca a quién tenemos enfrente. Así las cosas, entendemos que tanto en la lucha contra el cambio climático como en la defensa de una educación pública de calidad, son los intereses de una mayoría trabajadora los que, con la mayor independencia política y organizativa, han de hacerse valer por encima de intereses privados, por muy eco-friendly que éstos quieran ser.
Es en estas claves que entendemos el problema, y por tanto entendemos que son los intereses y necesidades del pueblo trabajador los que han de ser rectores de cualquier movilización. Sabemos que algunos de los compañeros y compañeras que saldrán a la calle el 27 de septiembre se manifestarán también en estas claves y a ellos llamamos a dar el salto organizativo después, precisamente porque nosotros no entendemos la movilización sin organización; porque sabemos que ésta es absolutamente necesaria para hacer realidad nuestras reivindicaciones. Sin organización mediante, nos encontramos dos problemas que dificultan seriamente nuestra participación en esta jornada. Por un lado, se vuelve complicado que la movilización resulte de una planificación y hoja de ruta propias (en el sentido de que garanticen la independencia programática antes referida); ocurriendo, en este caso, que los ritmos han sido marcados desde fuera, desde intereses políticos ajenos al pueblo trabajador en el marco de la Cumbre sobre la Acción Climática de la ONU para 2019. Nosotros entendemos que es desde el trabajo diario, cotidiano, en los centros de estudios, desde la implicación y organización del estudiantado y la comunidad educativa allí donde desarrollamos nuestro trabajo y estudio, desde donde nace la legitimidad para elaborar esta hoja de ruta.
Por otro lado, sin esa hoja de ruta propia y sin ese objetivo organizativo detrás, la jornada del 27S se convierte en un evento cuyo objetivo último se concreta en “hacer ruido”; en la atención momentánea y concentrada para el posterior olvido por parte de la opinión pública, sin remanente organizativo, sin refuerzo de las organizaciones de clase. ¿Con qué fin-objetivo? ¿Es la movilización un fin en sí mismo? Nuestra opción, nuestra apuesta, será siempre la de optar por el mayor grado de organización en los centros de estudio, entendiendo la huelga, la manifestación, como medio, como herramienta a nuestra disposición para hacer realidad nuestras propuestas, para conseguir la correlación de fuerzas más favorable cada momento, para sumar a más compañeros a ser parte activa de la lucha por sus derechos. En definitiva, la movilización por la movilización se convierte, en la práctica, y a pesar de la buena voluntad, en una opción de refuerzo de posiciones ajenas que son, en definitiva, directa o indirectamente, los intereses privados a los que antes hacíamos referencia.
En ese sentido, desde el mayor de los respetos a los compañeros y compañeras que han decidido salir a la calle el día 27, llamamos a la reflexión acerca de todas estas cuestiones. La lucha contra el cambio climático ha de situarse en el marco y en la hoja de ruta de las organizaciones del pueblo trabajador. De lo contrario, corremos el riesgo de tomar por válidas propuestas y soluciones que en realidad no son tal, y que de facto ocasionan perjuicios graves para las familias obreras. Por todo ello, son tres los elementos que señalamos como fundamentales:
- Nuestra independencia programática.
- El trabajo entorno a una hoja de ruta propia que sitúe horizontes políticos y organizativos.
- Que todo ello parta de estructuras y organizaciones en conexión diaria con el pueblo trabajador y sus hijos e hijas.