Un día más, nuestros espacios tomados por la policía
Cada vez más furgones aparecen en las universidades y no es algo fortuito. A petición de los rectores, la presencia policial aumenta cuando la organización de los trabajadores y del estudiantado lo hace también. Durante la última semana de enero veíamos como el campus de Ciudad Universitaria se llenaba de policías ante el nombramiento de Diaz Ayuso como Alumni Ilustre. Pero lejos de abandonar la universidad cuando la presidenta lo hizo, la policía permaneció bajo petición de Goyache unos días más. Los registros, las identificaciones y la intimidación fue el pan del día a día para cientos de estudiantes de la UCM. Poco después sucedía lo mismo ante las protestas nacidas a partir de la presencia de la embajadora de Israel. En estas, un arma fue apuntada a estudiantes y militantes del Frente de Estudiantes.
Hoy, poco antes de que el reloj marcase las 11 de la mañana y con la llegada de los estudiantes, aparecía en el Rectorado de la Universidad Autónoma de Madrid la policía. 13 furgones y 4 coches de los cuerpos de seguridad del estado permanecían en fila para frenar la concentración convocada hoy por los trabajadores en huelga de EMTESport y extrabajadores de la universidad coincidiendo con un pleno del Consejo de Gobierno. Más de una veintena de policías permanecían en las puertas de Rectorado, y medio centenar más en las proximidades, preparados para entrar a sacar a los trabajadores y estudiantes allí presentes.
La presencia policial en nuestros campus se está volviendo una norma más que ser una excepción. Ayer, bajo el mismo pretexto, la rectora Amaya Mendikoetxea permitía a la policía municipal amedrentar a los trabajadores en huelga identificándolos. Pero, lejos de frenarlos, hoy se convocaba una concentración a las puertas de su despacho. Los trabajadores dejaban claro que si no iban a ser escuchados se harían escuchar. La respuesta de la rectora: militarizar la universidad, amenazar con arrestos tanto a trabajadores como estudiantes e identificar a todos los presentes. Todo mientras ella vende espacios de la universidad a las empresas, elimina becas y continúa amenazando a los estudiantes y trabajadores que alzan la voz ante la miseria y la privatización.
Durante esta semana la Inspección de trabajo sancionó a la empresa EMTESport por contratar de forma ilegal para suplir a los trabajadores en huelga. Algo que, sin embargo, parece no haber sorprendido a la universidad. No ha habido ninguna declaración por parte del rectorado denunciando el esquirolaje o la explotación laboral. Pero, por otro lado, se apresuran a denunciar y calificar de inadmisible, antidemocrática y violenta cualquier protesta o denuncia llevada a cabo por el estudiantado o por el resto de la comunidad educativa. Desoyen las reivindicaciones, reprimen cualquier atisbo de protesta y se lavan las manos ante cualquier violencia ejercida contra los miembros de la comunidad universitaria.
Esto no es sino una muestra más de la necesidad de trabajar en conjunto estudiantes y trabajadores. Solo con la organización, con el trabajo en conjunto, podremos llevar nuestras reivindicaciones del papel a la realidad.
La próxima semana volverán a ser rutinarias las amenazas e identificaciones. Volverán la próxima vez que haya una protesta una decena de furgones llamados por la rectora. Volverán a reprimir cualquier tipo de protesta. Es nuestra tarea, por lo tanto, que la próxima vez estemos más preparados para responder. Ante el aumento de la represión solo queda organizarse en cada aula, cada facultad y cada universidad e inundar de lucha cada rama educativa.
¡Estudiante, organízate!
¡Es momento de Responder!